Crónicas del arte de Loja: el soundtrack de dos censuras en Ecuador y en la URSS
Tanto Miguel Riofrío como Shostakóvich fueron victimas de persecución y censura
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Orquesta Sinfónica de Loja en el Teatro Bolívar (foto: @orquestasinfonicadeloja) |
La historia es un importante elemento para entender qué es lo que realmente nos sucede hoy. Si nuestra memoria histórica estuviese vigente, la Universidad Nacional (UNL) se llamaría Universidad Federalista de Loja por obvias razones. Si nuestros archivos funcionaran y descendieran a la memoria popular, recordaríamos que el verdadero mentor de aquella Revolución Federalista fue el poeta e intelectual lojano Miguel Riofrío Sánchez. Esto no anula el hecho de que el ejecutor local de este pensamiento haya sido Manuel Agapito Carrión Pinzano.
No obstante, el pasado 14 de marzo de 2025 en los predios universitarios (Teatro Bolívar) administrados hoy por el Municipio de la localidad, la Carrera de Artes UNL y la Orquesta Sinfónica de Loja (OSL) nos brindaron un baño de memoria histórica cuando se presentó la obra de Julio Bueno "La Emancipada", inspirada en la opera prima miguelina, hito de la novela ecuatoriana (1863). A su vez, para acompañar este estreno del compositor lojano, la OSL bajo la dirección de Gerassim Voronkov, también interpretó la famosa obra de Shostakóvich: "La Quinta Sinfonía".
Voronkov antes de ejecutar dicha composición se encargó de contextualizar la obra
de su coterráneo Shostakóvich. Al presentar esta increíble obra
de arte -muy bien ejecutada por la Sinfónica de Loja, dicho sea de paso- Gerassim hizo referencia a
la connotación política que existe en torno a esta sinfonía; y es que al momento en
que Shostakóvich por poco lee su epitafio en el diario "Pravda" ("La Verdad", 1936), al notar la dura crítica dirigida contra él y su opera "Lady Macbeth de Mtsensk" que se plasmó en el famoso
artículo "Сумбур вместо музыки" (Caos en lugar de música), tuvo que cambiar el tratado de sus obras y decantarse por el Realismo Social
que imponía el régimen de Stalin. No hubiese estado de más aclarar que este
último personaje fue el más grande error de la Revolución Bolchevique, ya que se
dedicó a perseguir a sus propios compañeros y a los intelectuales más
convencidos de ese proceso. Son tantos los poetas que fueron enterrados
por sus purgas, que no resulta exagerado decir que el comunismo tuvo su
peor enemigo en la figura de Stalin. No se trata de una historia negra
urdida sobre la personalidad del dictador oseto: se trata de un psicópata que degolló toda una
generación de intelectuales para mostrarse como el único capaz.
Pero si la historia del compositor soviético era triste, la de nuestro primer novelista no fue más dichosa, pues éste fue perseguido por el gobierno de García Moreno, por lo cual tuvo que huir para no ser aprisionado, y prueba de ello son los "Apuntes de viaje". Su obra permaneció en la censura durante 111 años y hasta hace poco (2017) se trató de cancelar dicha novela gracias al "entusiasmo jesuita" del crítico Hernán Rodríguez a través de una lectura de su obra por demás sesgada. La escuela que lleva su nombre, en sus muros, más rápido cuenta con frases del Padre Julián Lorente que con versos de su propia poesía (dura transgresión simbólica para quien luchaba por el laicismo). Durante años no se sabía a ciencia cierta su segundo apellido ni la fecha exacta de su nacimiento, y sin embargo, "La Emancipada" -históricamente- era el reflejo de un programa político liberal que buscaba un nuevo papel de la mujer en la composición de aquella república que debía ser encausada por el imperio de la razón, como lo expuso el mismo Miguel ante la Sociedad de los Amigos de la Ilustración en 1849, al establecer la relación entre Literatura y Política.
Pese a todo y volviendo a Shostakóvich, éste tomó parte durante la "Gran Guerra Patria" que nosotros conocemos como la Segunda Guerra Mundial, y la Séptima Sinfonía "Leningrado" se convirtió en un verdadero himno que dicen algunos fue el arma con la que se venció a Hitler. Muchos artistas en momentos álgidos para su entorno o para su país tomaron parte y se opusieron a regímenes dictatoriales. De no recordar a Riofrío que se opuso al "santo del patíbulo", podemos recordar a Juan Rulfo, quien evitaba lo político a través de su narrativa introspectiva, hasta que se convirtió en un duro crítico -para sorpresa de muchos- de la masacre de Tlatelolco de 1968. Qué decir de García Márquez y su crítica a las dictaduras a través de obras como "El otoño del Patriarca" y "Noticia de un secuestro".
Poetas como César Vallejo asumieron una posición muy definida a partir de la Guerra Civil Española, y el resultado de este periodo son los "Poemas humanos". En El Salvador también estaba la poesía de Roque Dalton con el poemario "El turno del ofendido", obra en la que se deja ver el compromiso total con la lucha revolucionaria. O si quieren, recordemos la ruptura de la relación entre Benjamín Carrión y Pablo Palacio, porque el mejor narrador lojano de todos los tiempos no puedo asimilar la posición ambigua que tomó Carrión a favor de la dictadura. Pero incluso el mismo Carrión denominó a la Casa de la Cultura, como lo hicieron los soviéticos ("Dom Kulturi"), acaso así acuñando la filiación política de la cual provenía la conceptualización de dicha institución.
Todos aquellos intelectuales y artistas que trabajan en las instituciones, y que acceden a puestos y a cargos, a espacios y recursos dotados por la institucionalidad, obviamente contienen una posición política. También quienes lo hacemos en espacios propiamente ciudadanos y privados. Es legítimo y necesario que asumamos posiciones. Pero lo cierto es que en la actualidad, entre las técnicas de cancelación y de desmovilización de la causa común, encontramos que la "apolitización" hoy se presenta como la más "sofisticada", para conducir al arte a la banalidad del ocio y el entretenimiento y encerrarlo en aquel laberinto fatuo. Por ello, ya quisieran separar la obra de Palacio del contexto en que se generó y de la filiación política de su autor (uno de los fundadores del Partido Socialista en el Ecuador).
Ante estas técnicas de indefinición, recordamos que son "las artes ni bellas ni apolíticas, críticas y combativas", como bien lo supieron sostener Riofrío, Hidalgo de Procel, Aguirre Ríos, Palacio, y tantos otros que fueron insuflados por un espíritu férreo más que por la comodidad de la tibieza. Ante la indiferencia traída como "virtud", la poesía:
"La oscuridad de lo relativo"
Ramiro Villamagua Vergara
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