A propósito del Ensayo sobre la risa de Angel F. Rojas

A manera de relatoría en torno al XI Simposio Nacional de Literatura Pablo Palacio: (I)

Imagen generada con IA

«Si nemo ex me quærent, scio; si quorenti explicare velim nescio»

«Cuando nadie me lo pregunta, lo sé; si alguno me lo pregunta, no lo sé»

Agustín de Hipona


¿Un animal que ríe? Dicen que la pantera al devorar su presa,

simula una especie de risa comprimida, un aullido mitigado, siniestro,

que se vierte en carcajadas.

 

A.F. Rojas


El motivo del humor estuvo presente en el último Simposio Nacional de Literatura Pablo Palacio (XI - 2024). El tema fue aludido por el vate ambateño Iván Oñate a propósito de una conferencia que había sido pensada para un público no familiarizado con la obra y la personalidad del más famoso de los narradores lojanos, en una universidad norteamericana. Este consagrado poeta se refirió a un tramo de la intelectualidad modernista ecuatoriana que quizás ha sido tratado con mayor profundidad por otro poeta continental: Jorge Enrique Adoum. 


Precisamente, la obra “Entre Marx y una mujer desnuda” es una crítica a las estructuras eurocéntricas y descontextualizadas que jugaban en contra para el incipiente movimiento obrero que nunca terminó de cuajar, y que claudicó no de manera intermitente, sino diré incluso, con una impronta del todo amarga. La decadencia de los partidos políticos, tratada desde aquellos tiempos (a inicios del siglo XX) por el sociólogo Max Weber, ponía en evidencia los límites de ese tipo de organización, vista como instrumento de poder y representación, pues a su parecer, a medida que los partidos se institucionalizan y buscan perennizar su posición en el poder, los líderes tienden a conducir sus esfuerzos a la adquisición y retención de ese poder, más que al servicio del bien común. No está de más aclarar que hoy por hoy los partidos son lo más cercano que pueda haber a una agencia de trabajo espuria. 


A través de aquella tozudez que retrata esta obra, se puede apreciar el intento de los intelectuales de izquierda por involucrar al movimiento indígena en las tareas revolucionarias, pues como hoy, ayer también era un actor clave para cualquier transformación que se buscase instituir en el país. Por esa razón, aquel Realismo Total de Pablo que incluía en la ecuación de la justicia social a seres periféricos (homosexuales, lesbianas, antropófagos, etc.) nunca iba a ser significativo bajo aquella ética de la responsabilidad (a diferencia de la ética de la convicción), donde las acciones se justifican por el resultado: ¿Qué resultados se obtendría de aquellas estigmatizadas minorías? El cálculo era político, y la animadversión la misma que ha proliferado el patriarcado en su fase capitalista con aquella política poblacional de guerra y explotación industrial... y Pablo lo sabía.


Desde esta perspectiva se visualiza mejor la razón por la cual se le tenía por loco a Pablo Palacio, mientras que el tema que abordó Iván Oñate (la etiqueta de “humorista” que recayó sobre el pelirrojo) me parece secundario aunque concuerdo en que pudo tener algún impacto entre los pseudo intelectuales. Es decir, concuerdo con varios aspectos planteados en la conferencia magistral “En contra de la cronología: Cortázar, precursor de Pablo Palacio” y sobre todo, con los aspectos de fondo que propuso Oñate en cuanto a la comparativa que ofrece este enfoque entre dos de mis autores favoritos, pero disgrego en dos temas biográficos (y se lo hice conocer respetuosamente en el marco del simposio):


  1. No creo que la etiqueta de “humorista” haya “matado a Palacio” en el entorno intelectual en el que se manejó; y,

  2. Considero que la obra de Palacio sí contó con un proyecto político y una ideología determinada, pero adelantada, más amplia, abierta, diré mejor: TOTAL. 


En cuanto a la primera afirmación (y Oñate dejó muy claro que no se trataba de una arremetida contra Benjamín Carrión), mucho habrían pesado sobre Palacio los comentarios del promotor de la Casa de la Cultura Ecuatoriana; empero, lo que tenemos de Carrión es una apoteosis a su humorismo: 


El humorismo es raro y es que nada más trascendental que el verdadero humorismo; nada que llegue más hondo al tuétano de la verdad y de la vida. Humorista así, en el alto sentido, conservándose artista, sin caer jamás en la anécdota pueril ni en la alusión ordinaria y barata, en el juego de las palabras ni en la sicalipsis babosa; humorista trascendente es Pablo Palacio.


Pero para abordar este tema es que traigo a colación el ensayo de Angel F. Rojas, ya que se trata de un contemporáneo de Palacio, y versa sobre un componente esencial del humor: la risa. Con motivo de la charla del poeta Oñate me pregunté si acaso a principios de siglo se tenía una idea denostada del humorismo entre los intelectuales ecuatorianos; así que para fundamentar la negación a esa hipótesis usé como argumento el ensayo de Rojas en el siguiente acápite de este texto.


En cuanto al segundo enunciado que pregona cierta despolitización de Palacio, y evita vincular su militancia e ideología política con su obra, a pesar de haber sido uno de los intelectuales de punta con que contó el naciente Partido Socialista (o la izquierda revolucionaria), coincido con las palabras de Kinto Lucas, cuando afirma que “Pablo Palacio era un escritor profundamente político, aunque muchos no se dieran cuenta en su época y hasta ahora”. Y es que las tramas que encendían sus textos serían las preocupaciones del futuro (el suicidio, la venta de la naturaleza, la mala educación, etc.); por eso extraña que “...hasta la actualidad, algunos críticos e historiadores reivindican a Palacio como un escritor apolítico enfrentado con la izquierda de su época” (Lucas, 2023; 12). 


Cuando me refiero al Realismo total, que no es más que una precisión que promuevo a partir del concepto de Realismo abierto de Fernández al referirse a la obra palaciana, tengo en cuenta una analogía que encuentro comparable con la perspectiva de Transparencia Total de Julian Assange; aquella preocupación por el descrédito de la realidad a partir de la publicación de Daño colateral, hito histórico a través del cual se establece un proceso de desmitificación de la narrativa imperialista sobre sus intervenciones por la “democracia” (que ha creado una realidad paralela a través del poder del celuloide y de la escuela sipiana) y la justificación de sus guerras, gesto que es similar al de Garry Web cuando publicó en su pequeño diario la cruda realidad del tráfico de cocaína operado por la CIA a EE.UU. (a los barrios negros) con el fin de financiar las Contras en la Nicaragua sandinista durante la década de los años 80. El realismo total invita a observar aquellas verdades que no queremos ver, y en ese sentido, a mi modesto parecer, encuentro una relación intrínseca entre estos autores y su obra, aunque las herramientas sean distintas.


El Ensayo sobre la risa de A. F. Rojas


Cinco caras de una pequeña revista publicada sobre la década de los treinta, contiene un breve ensayo sobre la risa por parte del fecundo escritor lojano. En primera instancia acude a la comparación con los animales, en un tiempo en el cual los estudios etológicos no estaban tan desarrollados como ahora; así, al preguntarse si los animales ríen concluye que  “Nos seducimos por la similitud física, sin tener en cuenta el correlativo psíquico. Y este correlativo, fuera del hombre, seguramente no existe”.


Hoy en día, sin embargo, conocemos que entre los primates la risa es común en contextos lúdicos, como una señal de no agresión y para reducir tensiones durante la interacción social o el juego; también podría representar en sí una señal de placer o disfrute. Además se ha constatado que existen mecanismos neurológicos compartidos entre humanos y ratas en relación con el placer y las vocalizaciones del juego, por lo que  se sugiere que la risa puede haber evolucionado para fortalecer las relaciones y facilitar la cooperación. Además, se ha observado que la risa no es un atributo exclusivo de los mamíferos ya que se ha constatado también entre las aves (como loros y cuervos).


Felicísimo divide "según la ciencia" tres tipos de sonrisa: la orgánica (o sensorial); la sentimental o “puramente por alegría”; y, la intelectual, que contiene acciones reflexivas y filosóficas que dan por resultado el humorismo. Luego, se pregunta el filósofo que reside en cada escritor (y si cada escritor es filósofo, ¿habría que decir que cada filósofo es político?) sobre la esencia de lo risible para dejar en el aire la causa de una respuesta nunca unívoca:“¿Hasta dónde lo cómico, y lo ridículo, y lo trágico, van juntos y donde hacen separación de fronteras?”. Otro inciso trata las clases de risa desde un abordaje poético y que recuerda la cantidad de sus personajes en el Éxodo de Yangana; a continuación transcribo:


Hay risas sanas y risas enfermas.

Risas ingenuas, risas de oro, caudalosas, largas y llenas, que parecen resonar a lo largo del vestíbulo de toda una vida.

Hay risas varoniles tan rotundas, tan francas, en las que se sitúa una confianza tal en el porvenir, que equivalen a un desafío optimista a la impiedad inconsecuente del destino.

Hay la risa de la muchacha ingenua que nos ofrece el tesoro de su candorosidad en una sola entrega; y la risa enigmática de la mujer vampiresa que a muchos hombres gusta por la atracción de abismo, por el vèrtigo de los paraísos malditos.

Hay risas que son un gargarismo alegre, un gargarismo argentino que ahoga en su cascada la imprudente palabrería de los flirts.

Hay risas digestivas que son una manera de hacer regüeldos y nacen de la cenestesia halagada por una bestial sensación de barriga llena.

Hay risas heladas, blanquizcas, capaces de congelar el hálito de la sangre encendida, y precipitarlo en mil agujas de agua dura.

Hay risas patológicas: risa demente, sin sentido, descarga perdida, risa mojada en llanto de la histeria. Ausencia mental que se burla despiadada de sí misma.

Hay risas físico-químicas perdónese la enormidad, risas galvánicas, carcajadas que ocasiona el gas del paraíso, o gas celeste, o protóxido de nitrógeno; risa dolorosa que contorsiona la cara del que muere envenenado con la sardonia -de ahí risa sardónica. 

Hay la risa macabra: chirrido de goznes de la mandíbula, golpe seco de dientes, regocijo de pálida fosforescencia en las órbitas vacías. Hay la risa beoda -cuadro de Velázquez, -mirada insensata que muy bien campearía bajo una cabeza estremecida de pámpanos amarillos, envolviendo la ebria danza de Dyonisios -profundo símbolo del anhelo de placer eterno que pide la Humanidad por boca de Nietzsche.

Hay la risa bufonesca, tragedia que ríe, payaso que hace muecas alegres mientras se desangra por dentro, cara enharinada que produce una carcajada que bien pudiera ser gemido. 

Hay la risa fingida.

(...) Hay, finalmente, la risa intelectualísima, puramente cerebral, chasquido apenas de las neuronas, que se ríe de los trucos, de las enormidades, de las dislocaciones y de los muñecos; que se burla de la vida, y la sorprende a cada paso en enaguas; que anima personajes ridículos, fauna gignolesca, les da vida propia y los arroja fuera de sí.


Finalmente Rojas compone una lista de grandes personalidades que se ven relacionados por su agudo sentido del humor, y… ¿adivinen quién aparece?: “La biota de Gómez de la Serna, de Julio Gamba, de Giménez-Caballero, de Jorge Mac Manus y Luis Bagaría -caricatura, historieta, filosofía- Shaw, Chaplin, Salvador Dalí, Pablo Palacio, Héctor Velarde…”. 

Aunque resulta necesario profundizar sobre las teorías de la risa y el humor, puesto a que a inicios del siglo XX se produjo una las teorías más precisas y originales, eso lo dejo para un artículo mucho más detallado. Sin embargo, he querido sustentar que el adjetivo de “humorista” en ningún momento podía menguar la valía de la personalidad palaciana, y más bien resultó ser un halago. Los fines instrumentalistas y prácticos de un programa sesgado del partido socialista (como esclavo de su tiempo) fue la real causa, a mi parecer, de la cancelación que sufrió P.P. por parte de su entorno. 

Y ahora que topo el tema de la cancelación, anuncio que la segunda y última relatoría sobre el XI Simposio se centrará en este concepto a partir de una obra y su presentación, en el marco de este magno evento. 
 
 
Del Fondo "Clotario Maldonado Paz

 

Ramiro Villamagua Vergara 







Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Cuáles eran los nombres de los ríos en la antigua Cuxibamba?

Pablo Palacio: una loa romántica en prosa (1922)

La Virgen de la Cueva Santa: la historia del terreno del Estadio Federativo de Loja