Pablo Palacio: una loa romántica en prosa (1922)

 Las obras siempre incompletas de P.P.

Imagen generada con IA

Mientras transcurría el XI simposio nacional de literatura Pablo Palacio, el 'chaval' amigo, Enrique Paniagua, tuvo la bondad de comunicarme sobre los hallazgos acaecidos en el fondo bibliográfico del Dr. Clotario Maldonado Paz, a quién tuve la suerte de conocer en vida  por el infinito aprecio que mi familia y mi persona le guardamos a Consuelito, su hija.

Ahora es el INPC el que custodia está reserva de la memoria y por ello se está asegurando su difusión y acceso, como acaso debieran actuar otras instituciones que detentan grosos acervos del pasado de nuestra lojanidad y que sin embargo parecen emular las composiciones de los grillos.

La memoria es como una planta que con chorritos de agua se yergue impetuosa, pero que a cuentagotas, se la marchita con sequía de olvido. Observemos quién cierra ese grifo de aquel líquido vital irreemplazable en el riego esencial de nuestra identidad.

Dicho esto, desde la militancia y la gratuidad a riesgo de practicar la inedia, me complace presentar una composición publicada en 1922, y que corresponde al Pablito adolescente (porque de este hombre cada cierto tiempo debiera publicarse más bien sus Obras Incompletas), seguramente muy entusiasmado por la belleza de las chicas a esa edad de ahí de los 16 años, entona una loa dirigida a S. M. Zoilita (Zoila Rosa Vélez), Reina de los Juegos Florales y su Corte de Amor, y que fue publicada en la revista Alba Nueva (Año II - N°8, p. 47).

Resalto la edad de P.P. (o Ettore) por cuanto es conocido el episodio de La Lira y La Pluma años antes, en donde aquel pequeño rebelde pelirrojo se resistió a ponerse de hinojos ante la Reina del Festival al recibir su premio por "El huerfanito" como bien lo relata uno de sus grandes mentalizadores, Benjamín Carrión. También porque su vida y su obra, así como los otros poemas de los que tenemos conocimiento, difieren mucho del que desempolvamos ahora.

Sin embargo, para quienes seguimos de cerca cada paso de nuestro mejor narrador de todos los tiempos, cada letra proveniente de su pluma (y desde las teclas de su máquina de escribir) merecen nuestra más aguda atención. Sin más preámbulo, "callar la boca me toca / para apreciar esta prosa":


                                                          En Loanza de S. M. Zoilita I

Una senara morisca. Huele a tierra arada y vino bueno. Flores, luz. Una morita dulce hecha a tierra española, bebe de los encantos de la mañana fresca, los ojos negros miran con insistencia hacia el camino;-un jinete se pierde por los valles, cual sombra que se lleva la noche-, las rosas del jardín ruedan bajo sus manos gráciles, cual corazones que se mueren de amor. La morita es bella. Tuvieran sus ojos la gloria de ver a mi reina y su alma tendría celos, celos a muerte por que Ella es flor de alegría, y de luz, y tortura corazones, y ríe dulcemente, como las flores, como los lagos al soplo de los vientos.

Por Ella, que tiene todo el encanto de un paisaje morisco, por el azabache de sus ojos, por sus cabellos color de vino, por las rosas de sus mejillas: caigan las flores del espíritu. Por Ella las violetas del jardín de mi alma: Por ella que vida...... es flor de vida.....

                                                                    Pablo Arturo PALACIO    

Original


Ramiro Villamagua Vergara

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